Monday, December 31, 2007

Último día del año...

Faltan cuatro horas para que termine 2007 y a estas alturas más que recuentos tengo preguntas y sólo preguntas.

¿Dónde estaremos cada uno de nosotros en unos 365 días?
¿Qué cosas buenas habrá para recordar?
¿Estaremos los mismos, seremos más, faltará alguien?

Y no sé por qué tengo en la cabeza....
¿Se va a morir Fidel Castro?

En fin, la lista se extiende hasta el límite de las tonterías de nochevieja... Finalmente lo mejor que puedo hacer es olvidar esta gripa que no me deja en paz, salir a brindar y decir salud cuando suene la cuenta regresiva para que inicie ese otro conteo, el que inevitablemente nos llevará a ese futuro esperado...

Paz y buena vibra

Saturday, December 29, 2007

Post 103 y Alemania

Hace poco más de un año que empecé a escribir en este blog y ni cuenta me di del post #100, que si bien no significa nada ps es al menos la prueba de que uno ha publicado un alto número de cosas en esta paginita de blogger. Éste es precisamente el post 103 y desde entonces me han sucedido tantas cosas que resultaría demasiado aburrido y tardado enumerarlas, aunque ¿a quién no le cambia la vida en un año? Éste es también mi primer post desde la nueva computadora, mi amada mac que compré en Orlando por ahí de marzo de 2006 sufrió un infarto fulminante y murió lentamente. Desde entonces secuestré la computadora de Daniela y utilicé otras muchas en la escuela y cafés internet, afortunadamente antier compré una nueva mac, ahora sí con garantía extendida de tres años. En fin, realmente no sé por qué esribo sobre esto cuando hay tantas cosas qué contar últimamente, desde la graduación en el día más frío del año y un viaje express a Alemania...

Mientras tanto aquí unas fotos de Munich y Berlín..

El mercado de navidad en Munich

El Friedrichstr iluminado

Thursday, December 20, 2007

Un encuentro

"Estoy aqui, contigo, y no puedo creerlo", me dijo, y yo tampoco lo creía, porque esa precisa noche los pasillos de la Cooperative de Stirchley tenían algo de irreal. Mientras buscábamos una baguette y unas cervezas para la cena, sentía como si el supermercado estuviera vacío, y sólo camináramos por sus pasilos ella y yo, platicando otra vez como si no hubieran pasado mas de 400 días desde la última vez que la vi, en un aeropuerto. Ahora entiendo que en efecto, estabamos solos, porque a esa hora de la noche no importaba nada más que hablar y ver, porque ella estaba aquí, en esta realidad tan distante de lo que conocí a su lado. Había imaginado muchas veces como sería cuando nos volviéramos a ver, sobre todo desde que supe que ella vendría. Hay encuentros que se dan muchas veces en la imaginación antes que en la vida real, sin embargo esta vez fue mejor que cualquier supuesto: mas nítido, e intenso, aún cuando apenas teniamos dos horas de vernos. Supongo que para ella también todo era distinto a como lo habia pensado. Y así seguimos, deambulando entre anaqueles de latas, pizzas congeadas, chocolates y cervezas, saboreando un momento que perdurará para siempre en nuestra memoria. Porque esa visita al supermercado estaba escribiéndose en nuestra historia. Salimos a la noche nuevamente, afuera estaba Birmingham y su invierno, tomé a mi mamá del brazo y cruzamos la calle platicando con a certeza de que el tiempo, la distancia y las dificultades a veces son tan cortas o tan largas como la simple fila de un supermercado.

Tuesday, December 04, 2007

Adiós, América!

Primero es azul, después se torna amarillo claro y luego cambia a un gris tormentoso. En una hora el cielo tiene todos los tonos de las estaciones. Con el viento es igual, de una tranquila brisa que recuerda al verano, de pronto todo vuela y el frío cala hasta los huesos, cuando el gris acecha, el viento silba y la lluvia nos golpea la cara. Y ante semejantes cambios, el paisaje de Bristol se transforma, de ser una veraniega ciudad europea con terrazas y ventanas victorianas, en minutos se convierte en una nostálgica red de callejones lluviosos, donde el mejor lugar para buscar refugio es un pub. Así se puede escapar del clima miserable (palabra usada comúnmente por los ingleses para describir el estado del tiempo en su país) y el ambiente cambia por el delicioso aroma de la sidra caliente y de la siempre reconfortante sensación de una pinta de cerveza. Y que mejor, si a esta rápida visita al sur de Inglaterra se le suman dos buenos amigos, Steven y Renee, de Oregon, que en dos semanas regresarán a quejarse del injusto sistema social norteamericano. En fin, la plática, la cerveza y la compañía son amenizadas por una banda de jazz, después por el tradicional Sunday roast (asado del domingo) y finalmente por una despedida más. Aún cuando uno se acostumbra a despedir amigos a los que no se sabe cuando volverá a ver, decir adiós a un buen amigo es difícil. Ahora es la noche, hemos recorrido un poco de la ciudad, probado suficiente cerveza y hablado apenas lo suficiente para que cuando llega el taxi que nos llevará a la estación de autobús, nos demos un buen abrazo y deseemos buena suerte. Así en segundos el gringo queda atrás, con su ciudad que alberga todas las estaciones en un día, con su próxima boda en febrero, con su amor a México y con la promesa de volvernos a encontrar, en algún lugar de ese futuro que apenas comienza a existir.