Saturday, June 30, 2007

La vida en Thai...

Cuando comencé la maestría en este lado del Atlántico sabía que habría un viaje para un estudio de campo o fieldwork, palabra favorita de sociólogos, antrópolgos, etnógrafos y todos los científicos sociales que parecían tan lejanos al aburrido campo de la ingeniería. El objetivo: estudiar, analizar o evaluar un programa, política o suceso que promueva el desarrollo sustentable. Desde enero comencé la difícil búsqueda de tema. Tan sólo esto fue complicado, quería algo novedoso en la medida de lo posible, también planeaba algo relacionado a la fotografía o a los procesos de participación comunitaria. Fue así como di con el InSIGHT OUT! Project. Una ONG con base en Phang Ga, Tailandia que proporciona cámaras digitales a los niños que fueron afectados por el tsunami de 2004 y que toda la vida han padecido la marginación inherente a la pobreza. El proyecto basa su filosofía en dar educación crítica, es decir, crear conciencia; dotar de habilidades en fotografía y escritura a los niños; y darles empowerment "empoderamiento" para poder cambiar su realidad.

El próximo martes después de 17 horas en un vuelo Manchester-Doha-Bangkok, me entrevistaré con los directores del proyecto y días después tomaré un tren hacia el paraíso de la costa sur, para evaluar hasta qué grado ha sido cumplido el objetivo y en qué medida se puede relacionar la fotografía participativa con el desarrollo social. Hasta ahora el proyecto ha sido exitoso, recibe fondos de UNICEF, GTZ (agencia de cooperación alemana) y EPSON. Las fotografías de estos niños se han expuesto en las principales ciudades tailandesas y llegaron a las páginas de National Geographic Sudasia. Es claro que estos mensajes mediáticos han tenido repercusiones en el gobierno.

Así que desde el próximo martes 3, este blog se muda al otro lado del mundo. Próximamente subiré fotos, crónicas y lo que pueda contar de la vida en thai.

Friday, June 29, 2007

Good riddance, Tony



Tony Blair se fue. El pasado miércoles, siguiendo el aburrido protocolo inglés, presentó su renuncia a la reina en Buckinham Palace después de dejar el número 10 de Downing Street para que Gordon Brown, su ex ministro de finanzas, se convirtiera en el primer ministro del país que Bill Clinton calificó como “la única nación indispensable de la tierra [para E.U.A.]”.

Sus logros pueden calificarse de sustanciales y positivos entre los británicos. Economía fuerte y estable, defensa de la soberanía inglesa respecto a Europa, expansión de los servicios de salud del NHS (Nacional Health Service), el fin del conflicto político-religioso en Irlanda del Norte y... claro, el desastre de Irak. ¿Cómo será recordado el impulsor de la tercera vía en los libros de la historia? A pesar de su popularidad que bajó del 70% en 1997 al 31% en este año, los ingleses parecen tenerle aprecio: ‘Un buen primer ministro, que no supo decir no a Estados Unidos’, sentenció nuestro landlord (casero), Mark Fisher mientras hacíamos pub crawling por las tabernas de Moseley y Selly Park. Ante la pregunta si votaría nuevamente a los laboristas me respondió con silencio. De Gordon Brown se espera más de lo mismo, algunos analistas apuestan a que retirará a las tropas británicas de Irak, sin embargo, respecto a integración económica europea, migración, o ayuda internacional no se esperan cambios radicales.

La mañana del miércoles, mientras las estaciones de radio indie aprovechaban para hacer recuentos musicales de los últimos diez años, Blair dejó la casa del poder, a lo lejos, como siempre detrás de una barrera y contenidos por la policía, se escuchaban los gritos de sus opositores, los que nunca le perdonarán haber aceptado la invasión a Irak.
Las fotos aparecieron el mismo miércoles en The Guardian. Para un excelente reportaje sobre el tema vayan a este link.

Saturday, June 23, 2007

El caso Madeleine


Unos días antes de nuestro viaje a Portugal, una familia inglesa que vacacionaba al sur, en la turística Faro comenzó a vivir uno de las peores infiernos que a alguien le pueden suceder: la desaparición de un niño. Madeleine McCann de 4 años jugaba con sus dos hermanos afuera de un bar de tapas en el Praia da Luz resort el 3 de mayo cuando se reportó su desaparición. Sus padres movilizaron inmediatamente a la policía portuguesa y con el apoyo de contactos en Londres y Escocia ofrecieron una recomepensa de 1 millón de libras esterlinas (dos millones de dólares) a quien proporcionara información para encontrarla.

Hasta allí el caso podría parecer normal. Lo extraño y quizá más cruel fue el uso mediático que se dio de semejante tragedia. Con una agenda política marcada por la inminente renuncia de Tony Blair y el inicio de otro mes sangriento en Irak, los medios de comunicación volcaron su atención en el caso Madeleine. Extrañamente, tabloides, cadenas de televisión y radio convirtieron el rapto de una pequeña de dos años en la prioridad nacional. Personalmente nunca diría que no es importante, sin embargo es evidente que en algún centro de poder se tomó la decisión de desviar la atención de la opinión pública hacia el caso. Semejante cobertura me hizo recordar el caso de los pescadores "naúfragos" que aparecieron en agosto del año pasado, justo después de la apretadísima elección presidencial y enmedio de rumores de fraude electoral.

Quizá mi simpatía por la teoría del complot me lleva a escribir estas cosas. Hoy, han pasado 51 días desde la desaparición de Madeleine y aún no hay rastros. Un diario holandés recibió un anónimo afirmando que estaba enterrada en un lugar del Algarve, al sur de Lisboa, pero la policía no halló nada. Un caso scomo este muestra que en Europa también hay niños raptados, la mayoría de las veces por pederastas y redes de prostitución o pornografía infantil. Además, una cobertura mediática semejante crea conflictos al interior de Portugal, porque la presión inglesa causó una movilización policiaca sin precedentes, haciendo que los portugueses se pregunten si vale más un niño inglés que uno de Portugal. La foto de abajo es un ejemplo, anónimo, en un poste alguien se pregunta por qué no se apoya de la misma manera la causa de los niños portugueses que han sido raptados... La petición es clara: Justisa para Todos

Thursday, June 14, 2007

Lisboa

Si las ciudades pueden ser imaginadas por las obras de sus escritores, quien haya leído a Saramago deberá tener al menos una vaga idea de lo que significa o podría ser Lisboa. Sin embargo, al contrario de lo que sucede con París y Cortázar, o Londres y Orwell, Lisboa resulta demasiado diferente a lo que uno imagina leyendo a José Saramago. Por supuesto que cada quién tiene una lectura propia, sin embargo, Lisboa resultó mucho más bella y evocadora de lo que había imaginado. Sus calles, sus tranvías, su arquitectura antigua, le otorgan un aire de nostalgia antigua, de amor triste, de olvido renovado que no he encontrado en otra ciudad europea.

En un desesperado intento por disfrutar de un día de playa y sol escapamos a dos pueblos cercanos, primero Sintra, donde se encuentra un fantástico castillo moro en la altura de una montaña tan complicada que lo volvió no sólo inmune a los ataques enemigos, sino a cualquier uso práctico y terminó siendo abandonado hace unos 3 siglos. Después de un bus y otra comida extraordinaria llegamos a CasCais, una pequeña ciudad con playa y hordas de turistas de la tercera edad europea. Desafortunadamente la lluvia y lo frío del mar hicieron imposible cualquier intento de mirar desde una hamaca la puesta del sol.


Esa noche, ya en Lisboa, fuimos en búsqueda del fado (música tradicional portuguesa) al barrio de Alfama. Esta vez la guía de lonely planet falló, sin embargo bastó preguntar a una señora que pasaba por allí para que nos llevara casi de la mano a un barecito perdido entre callejones. Aquel bar con olor a humo y sonido de guitarras, fue uno de los mejores que conocí en Portugal. Si uno quiere olvidar una pena sin hacer escala en cantinas con sonido de marichi, vaya a Lisboa, busque el barrio de Alfama, y piérdase en los lugares donde cada noche el fado le da voz a cualquier tristeza que necesite ser ahogada con música, tinto y cerveza.

El día siguiente caminamos y caminamos, los barrios de Belém, Bairro Alto y Baixa. De niño, miré en un libro llamado "hombres que cambiaron al mundo" la estatua del infante D. Henrique y el monumento a los descubridores portugueses; por aquel entonces imaginé a Portugal como una tierra de marineros y hombres que usaban sombreros de piratas. Esa mañana desde el tranvía que llevaba al barrio de Belém, divisé el monumento que me impresionó cuando tenía ocho años; casi me ganó la emoción cuando estuvimos allí, afortunadamente los atinados comentarios del hermano y Daniela me recordaron que esos descubrimientos representan aún hoy la ruina de África y el sur de Asia...

Al caer la noche salimos rumbo a Sevilla, en España. Atrás quedó Portugal y su personalidad única, su economía que no despega, su pobreza que muestra aún los rezagos de Europa y su lenta adaptación al sistema de vida de sus vecinos desarrollados. En 'La balsa de pieda', José Saramago habla de un país que se separa del continente y navega por el Atlántico sin que el desprendimiento tenga mayores consecuencias para el continente. Portugal aún se siente ajeno a lo que entendemos por Europa; por lo que será interesante regresar pronto y ver los cambios que cause en su cultura la integración al continente.












Friday, June 08, 2007

Coimbra --- Portugal

Coimbra estaba allí. Caminamos hasta el centro y más tardamos en abrir el lonely planet cuando Daniela -que fue designada gerente de relaciones públicas con todo el que hablara portugués-, ya había conseguido hostal a buen precio con excelente paisaje de placita e iglesia incluídos. Lo que seguía era volver a caminar. Para desgracia de nuestra compañera polaca, el territorio portugués, o al menos las ciudades que visitamos, están situadas entre colinas, lo que implica subidas y bajadas. Después de un poco de caminata y de nuestra iniciativa para visitar el edificio de la universidad -que está en lo alto de una cima- decidió abandonarnos. Los tres que quedamos emprendimos el camino de subida. Caminamos por la universidad vacía -toda escuela vacía tiene un aire nostálgico- y regresamos con el ánimo de un poco de fiesta y de nuevo buena comida.

Fue en ese punto que noté que mis compañeros hispanohablantes se desesperaban ante mi inutilidad para los idiomas. Daniela se reía nerviosa y Juan me pedía silencio cada vez que respondía al portugués amable en una jerga que mezclaba el italiano, el inglés y lo que yo suponía portugués. Afortunadamente su pena ajena no minó mis esfuerzos políglotas y seguí intentándolo hasta que pisamos tierras castellanas.

Después de una excelente cena buscamos algo de fiesta. Como únicamente confiamos en nuestra orientación, nos perdimos en el barrio más silencioso y solemne de Coimbra. Esa noche dejamos la guía en el cuarto y encontrar un bar nos llevó más de una hora de caminata inútil por barrios donde ni siquiera se escuchaba la melodía de un radio. Afortunadamente después de preguntarle a unos diez lugareños tomamos el rumbo correcto y llegamos a una calle llena de gente con cerveza en mano. Pasamos por tres lugares, un barecito de la sociedad de estudiantes, un lugar medio creativo baresco-restaurante y terminamos en un club ipitero (según Iván ipití viene del sonido que hace la música electrónica cuando los dj's caen en trances de repetición). Mis últimos recuerdos son brindis con completos desconocidos(as) y una salida forzada por problemas con la autoridad cuando el sol ya alumbraba fuerte. Serían las 7 de la mañana o más. Obviamente el cansancio nos forzó a dormir, quizá hasta el mediodía, cuando a rastras dejamos el cuarto y regresamos a crudear en el autobús, porque ahora salíamos rumbo a Lisboa.










Sunday, June 03, 2007

Portugal ---- Oporto

Ni siquiera sentí el despegue. Desperté ante el anuncio de aterrizaje, pero como los vuelos hiperbaratos de Ryan Air no dan para asientos reclinables uno no se molesta ni en enderezar su sillón. Esta vez la expedición la conformamos el hermano Juan, su amiga Agnieska de Polonia, Daniela y yo. La primera impresión de Portugal fue la temperatura, unos buenos 23 grados tan añorados por la piel. Como despegamos a las 6:15 de la madrugada y no tuvimos tiempo de desayunar, la decisión, antes de hostal o cualquier cosa fue ir directamente al mercado do Bolhão, en el centro de Oporto. Feijoada y sardinas fritas en el mercadito que rebosaba de gritos y ruidos que sólo se pueden encontrar en las culturas latinas.

Para hablar de Oporto se debe caminar, más que caminar, escalar. Desafortunadamente la vejez estuvo a punto de alcanzarme -un accidente en la tina del amigo Iván casi me causa un esguince en el tobillo- por lo que los empinados callejones fueron todo un reto. Nada que un cóctel de drogas antinflamatorias no pudieran resolver. La primer sensación de Oporto, además de sus callejones y altos edificios es la ropa tendida afuera de las ventanas, en lo que imagino una muestra colectiva de identidad, si uno no tiende su ropa con vista a la calle, no es portugués. Ya en pleno recorrido escalamos hacia la catedral, caminamos por la Ribeira, junto al Douro, donde se acumulan restaurantitos al aire libre y los hippies españoles hacen mediocres espectáculos de malabarismo; subimos al puente Eiffel, dormimos una siesta esplendorosa en los pastitos de un parque y seguimos la caminata. Por la tarde los caminos nos llevaron a la parte nueva de la ciudad. La Casa da Música era una tentadora opción, el proyecto financiado –como casi toda la nueva infraestructura- por la Unión Europea, proyecta una especie de auditorio-conservatorio donde se tocan desde conciertos clásicos, música africana o experimentos electrónicos. El edificio parece a primera vista un gigantesco bloque de piedra mal colocado en medio de una plaza, pero su arquitectura original y lo mejor, la creativa disposición de sus salas lo hacen un lugar que debe visitarse. Como no habían conciertos ese día seguimos a la siguiente cita obligatoria: la comida portuguesa.

Portugal plantea muchas ventajas comparado con otros países del rumbo. En primera es el destino más barato de Europa; en segunda, la banda es cálida, amable hasta con los que en vez de responder a su agradable acento con nuestro español natal, balbuceamos respuestas en inglés; tercera, la comida es excelente: muchos mariscos, pescados, buena carne de cerdo y res, hasta el pollo que personalmente detesto me supo decente. Por la noche regresamos a la Ribeira, habíamos caminado como perros y nuestra propuesta de volver a escalar el puente provocó una crisis de estupefacción a nuestra compañera polaca, seguramente ahora tiene la idea de que los mexicanos somos como los nepaleses: cabras monteses genuinas.


Poco antes de partir, decidimos treparnos al tour de una casa dedicada a la fabricación de vinos, especialmente el Oporto, que debe su nombre a la región. Recorrimos bodegas de barriles en un tour aburridísimo, rodeados por toda la tercera edad de los países desarrollados (¿Quién quiere ir a recorrer las húmedas y oscuras barricas con tremendo sol?). Pero llegó la recompensa: la degustación de todas las variedades que nos pudieron servir, Oporto blanco, 1990, 2000, todas las cosechas que pudimos beber. Una vez afuera y ya lejos del delirio de viejitos europeos y gringos consumiendo todo lo que les ofrecían, nos encaminamos a tomar un bus hacia el sur, el destino: Coimbra...


Primeras impresiones, mucho color, mucho ruido...


Si usted quiere ser portugués, tienda las sábanas afuera


A falta de sábanas, cualquier prenda es aceptable...


Los callejones desde el aire


Silencio en Casa da Música

Escaleritas modernas


Casa da Música desde afuera

Avenida dos Heroes



Callejoncito de bajada


Otra vista desde el puente


La Ribeira


Nochecita


Ahora sí, una foto de Oporto

Saturday, June 02, 2007

Florecitas del Oxford Botanic Garden

Imposible no tomar fotos si uno llega a este lugar con un macro a la mano...