Wednesday, December 03, 2008

Hoy, con Londres a 2 grados

Hoy tengo muchas, muchísimas ganas de volver.

De mirar otra ciudad, más poblada, miles de veces más caótica, con otros ritmos y otros pasos, con olor a fritangas y noches con puestos de comida en las puertas de las casas, con sus avenidas saturadas por un tráfico obsceno, con sus contrastes y la humillación de todos sus contrastes. Esa ciudad en la que todo es posible, desde la transparencia insólita en la que se observa el amor de dos volcanes o una mañana gris en las que los pájaros mueren en el vuelo, intoxicados. De mi ciudad, la que conoce mis pasos, la que me ha visto ser tan feliz tantas veces, tropezar de la borrachera, la que me enseñó a leer, a tener amigos, a manejar, a desarrollar olfato ante el peligro. Esa ciudad hostil y cálida, que con sólo abrir la puerta puede significar riesgo o la perdición de unos ojos hermosísimos, oscuros, hondos.

Y lo mejor es que hoy Londres y su invierno no me pesan, porque en horas, unas cuantas horas habré regresado. Como en una canción, cuento las horas y me muero por volver...