Tuesday, October 30, 2007
Día de muertos
La fiesta de la muerte había marcado días memorables en mi vida, tal vez por eso cuando aquel día también significó un final inesperado, me sorprendí reclamándole al destino por lo injusto de mi suerte. Pero era al fin y al cabo la muerte, como la pintamos, alegre y traicionera, riéndose de la vida, terminando con plazos y esperanzas, descomponiendo planes y dejando futuros desahuciados. Porque las promesas, como los vivos, también mueren, y para los que nos quedamos sin ellas no queda sino dedicar una sonrisa al recuerdo de los buenos días y dejar que la luz de una veladora ilumine la memoria de lo que no será más.
Cuando lo que sobra es tiempo...
El desempleo ha representado hasta el momento la oportunidad de entregarme al relajado ensueño del que no se dedica a actividad productiva alguna; de tal manera que, aunado al frío que es apenas un aviso de llegada del invierno, me encuentro durmiendo diez sanas horas al día y esperando. Porque la clave para que el desempleado que sí quiere trabajar no enloquezca radica en la paciencia, en enviar curriculums, cover letters, fotografías, formas, cartas de motivación y formularios sin desesperarse. Por supuesto la paciencia no es cosa fácil, especialmente en los días helados en que la luz del sol apenas se filtra por los densos nubarrones que atraviesan esta isla. Afortunadamente a fuerza de mirar pasar los días desde mi ventana mientras busco empleo he tenido la fortuna de atestiguar momentos de plena belleza, como cuando un hueco de sol hunde su luz entre las pesadas nubes y por arte de viento en cuestión de quince minutos el paisaje cambia del habitual gris inglés a un cielo de azul esplendoroso y nítido. Tal descarga de sol alcanza para iluminar el amarillo del verano y hasta para dibujar atisbos de sonrisas entre los pálidos habitantes de Birmingham.
Monday, October 22, 2007
Regreso al capitalismo
Que las becas como llegan terminan, lo sabía. Que la vida de estudiante no dura para siempre, lo supe desde el primer día de clases. Lo que no imaginaba era cómo sería mi retorno al mundo capitalista. Siempre me ha quedado claro que nuestro sistema económico se basa en la explotación del hombre por el hombre, en la acumulación de la riqueza, en la opresión a los que menos tienen. Sin embargo no sospechaba que terminaría formando parte del último eslabón en la larga cadena del comercio. Estábamos allí, Juan y yo, cada quién con una enorme charola en la descomunal cocina del ICC (International Convention Centre) de Birmingham, junto con otros sesenta meseros listos para proveer alimentos a más de mil personas que atendían una fiesta corporativa. Cuando tomé el empleo juré que la palabra mesero se limitaba al uso de una charola mínima y que el mayor esfuerzo implicaría a llevar un plato de pollo asado o unas copas de vino a una mesa: fatal error. Mientras esperábamos en la tremenda fila con la charola atiborrada de platos comencé a entender las dimensiones de lo que vendría: siete horas de pie llevando y trayendo alteros de botellas, torres de platos, cubiertos y montones de copas, esquivando a las hordas de borrachos que amenazan con el desastre a cada paso. Por supuesto que era apenas el principio. La cocina rugía con el calor y los gritos de quince chefs abriendo y cerrando puertas de hornos, decorando platillos, sirviendo sopas y gritándose unos a los otros. Al otro lado de la barra un ejército de meseros aguardábamos una señal para salir en tropel y regarnos entre las noventa y tantas mesas del foro. La homogeneidad del regimiento meseril fue lo que más me sorprendió, un setenta por ciento era gente de color, todos jóvenes, todos excluidos del sistema educativo, muchos de ellos dedicados exclusivamente a esta actividad, el resto éramos estudiantes o ex-estudiantes de la universidad, migrantes polacos y uno o dos ingleses que estaban ahí por necesidad. En la fila se podía escuchar el inglés con acentos de Jamaica, Sudáfrica y otras ex-colonias inglesas, también se escuchaba el polaco y cuando pasé frente a los lavaplatos un peruano inmigrante ilegal me saludó; a lo largo de la noche encuentro gente de Etiopía, China, Lituania y Tunisia. El tercer mundo en pleno, sirviendo a la próspera sociedad inglesa. Siete horas después y tras haber hecho decenas de viajes con las charolas llenas de todo lo que se puede encontrar en una centena de mesas, salimos a la noche helada, literalmente molidos con sólo ganas de dormir y descansar hasta el siguiente día en que probablemente nos esperaría una soba igual.
Saturday, October 13, 2007
El mundo en fotos...
Aquí algunas fotos completas
Tuesday, October 09, 2007
¿Cómo se llega al futuro?
La pregunta ahora era: ¿Dónde diablos está el futuro?
Afortunadamente no he llegado a la edad o al estado mental en que la falta de una respuesta semejante provoque pánico personal. Realmente no importa; el futuro está allí, esperando y la falta de certeza respecto al momento y las circunstancias de su llegada sólo le dan más emoción a estos días en los que debo dedicarme a buscarlo o más bien a crearlo. Finalmente prefiero no saber qué diablos estaré haciendo o desde dónde escribiré el próximo 2 de octubre.
Saturday, October 06, 2007
Más de la revolución del azafrán
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