Ya en viernes santo, mientras buscaba a Betty en Victoria Station, reflexionaba en que sólo nos encontramos dos o tres veces en los dos años que ella trabajó a cinco cuadras de mi casa, y que seguramente en Europa nos veríamos mas seguido… Después del encuentro, de dejar las maletas y desayunar wafles de papa con mermelada (nada recomendable) nos esperaba Londres. El primer alto fue el observatorio de Greenwich. A pesar de que la casa de Iván se encuentra en
Wednesday, April 18, 2007
Tres contra London
En uno de los mejores libros de crónicas de viaje que he leído –El Danubio–, Claudio Magris afirma que viajar es un arte, el turismo un pecado. Sin embargo hay ocasiones en que sólo practicando turismo salvaje se puede disfrutar una ciudad y sobrevivir al cansancio de hacer todo lo que el tiempo, el dinero y las energías alcancen. Hace poco más de una semana Betty viajo desde Suiza y yo desde Birmingham para encontrarnos nuevamente en la Greenwich Peninsula , casa del amigo Iván. Yo llegué dos días antes del encuentro, un miércoles, con la firme intención de terminar mis ensayos de Urban Poverty y hacer de ama de casa y cocinar e ir al súper y tomar una copa de vino en lo que esperaba a que mi amigo regresara del trabajo…
Ya en viernes santo, mientras buscaba a Betty en Victoria Station, reflexionaba en que sólo nos encontramos dos o tres veces en los dos años que ella trabajó a cinco cuadras de mi casa, y que seguramente en Europa nos veríamos mas seguido… Después del encuentro, de dejar las maletas y desayunar wafles de papa con mermelada (nada recomendable) nos esperaba Londres. El primer alto fue el observatorio de Greenwich. A pesar de que la casa de Iván se encuentra enla Greenwich Peninsula jamás se me ocurrió pensar que el meridiano que determina la hora mundial atraviesa la ciudad a unos minutos de su cocina.
Ya en viernes santo, mientras buscaba a Betty en Victoria Station, reflexionaba en que sólo nos encontramos dos o tres veces en los dos años que ella trabajó a cinco cuadras de mi casa, y que seguramente en Europa nos veríamos mas seguido… Después del encuentro, de dejar las maletas y desayunar wafles de papa con mermelada (nada recomendable) nos esperaba Londres. El primer alto fue el observatorio de Greenwich. A pesar de que la casa de Iván se encuentra en
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