Wednesday, February 07, 2007

Segovia

Segovia parece hablar por sus piedras. Su belleza sobrenatural encaja perfectamente entre sus colinas, armoniza con su paisaje nevado, se refleja de un modo fantástico en el azul de su cielo nítido y en su luna que ilumina el mediodía. Si Brujas es el lugar para fotografiar postales, Segovia es el de los panoramas. Caminando desde la central del tren se comienza con la iglesia de San Millán para después encontrar la maravilla del arco romano. Apenas se termina con la catedral cuando aparecen los callejones que en los que Antonio Machado caminó antes de escapar al exilio de la República. Se camina hacia el norte y aparece el Alcázar, solitario, magnífico entre la marejada de tejados. Y después llega la noche y hay que despedirse de su tarde azul, de sus callejones donde las piedras olvidan el tiempo y los días para abandonarse a la sencillez de la belleza.











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