Sunday, October 15, 2006

Home sickness

Juro que he luchado contra la nostalgia, contra los recuerdos, que me he adaptado al frío, al espantoso acento de los hindús y los africanos; no me asusté con las dos peleas de adolescentes-hooligans-ebrios que he vivido dentro del autobús; ya hasta voy a dejar de criticar el consumismo y la falta de interés por el mundo que se percibe en esta gente que tiene acceso total a la información, salud, cultura, educación y buenos salarios como sólo soñamos en México; camino sin renegar los 40 minutos que separan mi hogar de la casita de caramelo donde estudio; no reniego por ser el único que se baña todos los días en la escuela; he dejado de quejarme porque aquí sea desconocido el concepto de llave mezcladora para el agua, lo que provoca que lavar los trastes sea un ir y venir entre lo helado y lo hirviente; no me importa que la ropa tarde 4 días en secarse después de lavarla...

Pero hoy, hoy por la mañana, no pude más y hubiera matado, o lo que fuera necesario, por desayunar un exquisito, añorado, increíble plato de chilaquiles con pollo...

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